Patologías de la seducción Parte 2: Las pasivo agresivas
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Hoy quiero retomar una serie que a muchos les puede ilustrar bastante en cuando a reconocer rasgos disfuncionales en sus relaciones o potenciales relaciones. La clave del éxito en todo descansa en la capacidad que tenemos de calibrar a las personas, de empezar a distinguir sus rasgos particulares y saber, a ciencia cierta si esos rasgos son compatibles con nuestra manera de ser o no.
En este camino de la seducción es importante desarrollar una personalidad poderosa, hacer ajustes en tus rasgos de carácter, volverte la mejor versión de ti mismo pero lo que no debes hacer es adaptarte a cuanta mujer te gusta y se te pasa por el camino. ¿A qué me refiero con ello? A que he visto muchos aprendices de seductor que simplemente se vuelven unos maestros del disfraz, si la mujer que les gusta es intelectual ellos se vuelven intelectuales, si la mujer es metalera se vuelven metaleros, si es punk se vuelven punk, si es aventurera se vuelven a aventureros, y si es emo pues también se vuelven emos, uno ya no sabe distinguir sus personalidades, porque para ellos lo importante es tener novia, al precio que son, y como creen que son tan versátiles entonces se van de un lado a otro sin definirse y sobre todo perdiendo la identidad y dejando que otra persona sea la que les define lo que hacen y cómo se comportan.
Grave asunto este.
Otro asunto grave es la tendencia de algunos aprendices a empezar a fijarse en mujeres que les van a dar tres vueltas, que les van a sacar ventaja y que los van a dejar en malas condiciones emocionales. Imagínense lo siguiente, una persona que descubre este camino, empieza a leer y empieza a practicar y como está ansioso por conseguir novia o por establecer relaciones con mujeres pues empieza a jugar su juego, que en cuanto a estrategia está muy jugado, no cabe duda, pero emocionalmente está mal jugado, porque a pesar de que mueva mejor sus fichas aun no ha trabajado sus emociones, el resultado es que su manejo emocional hace que al final acabe sin energía, desgastado, con el corazón roto y todas esas cosas. No han mejorado su capacidad de seducir, han abierto más puertas para que les hagan daño.
A muchos seductores principiantes les cuesta trabajo admitir que tal o cual mujer los dejó emocionalmente mal. Y sólo te cuentan lo superficial, lo que hicieron con ella, las grandes cosas, pero se guardan que al final ella tenía más manejo emocional, más “cancha y experiencia” y por eso emocionalmente ella salió limpia, mientras ellos salieron dañados. Muchos de los aspirantes a seductor están en proceso de rehabilitación de su timidez, o de su ansiedad, así que comenzando deben tomarse las cosas con calma, puesto que el trabajo prioritario en ellos es el JUEGO EMOCIONAL, parte fundamental del Juego Interno.
Hoy quiero hablarte de cierto prototipo de mujeres que son especialistas en quitarte energía. Y para ello estoy siguiendo muy de cerca los hallazgos de la psicología en cuanto a psicopatología, de tal manera que con esta serie lo que intento es que agudices tus sentidos y puedas detectar cuando estás en terreno peligroso, cuando estás a punto de caer en manos de alguien que no te conviene, o quizá cuándo tú mismo tienes estos rasgos y descubres que tienes que trabajar en ello.
Concretamente hoy voy a hablar de las mujeres pasivo-agresivas.
Las mujeres que apuntan a este prototipo las puedo definir como subversivas, por un lado, y lentas a la hora de amar o de entregar su afectividad a una relación. Cuando se enamoran se entregan a medias, siempre queriendo retirarse, buscando una y mil excusas para sabotear la relación (por eso son agresivas) o para retardar su crecimiento (por eso son pasivas). Y cada vez que tienen alguna clase de entrega tienes que pagar el precio en hostilidad y en resentimiento.
Son aquellas mujeres con las que puedes salir un par de veces, pero luego se pierde, quizá regresa, pero luego cuando las cosas se vuelven a subir de temperatura se retirar y se van, y te quedas preguntándote qué fue lo que pasó, si hiciste las cosas bien, luego vuelve y se va y cuando menos te das cuenta has entrado en un círculo vicioso de pasión y resentimiento a la vez. Estas personas mantienen una contradicción radical: desprecian el amor que les das pero a la vez no pueden soltarte.
Este tipo de personas buscan parejas fuertes y líderes, pues se consideran a sí mismas como débiles y faltos de bases sólidas, pero al mismo tiempo no soportan ser controlados, o sentirse dependientes de alguien. Mucho afecto las ahora, poco afecto y se sienten solas, y por ambas cosas te reclaman sin piedad. Su astucia radica en que siempre te hacen sentir como el malo, en insuficiente, el impotente, el inútil, es “casi” pero no “el que es.”
La manera en que asumen una relación es con la filosofía del “mínimo esfuerzo” o “operación tortuga”, evitan el compromiso y te andan reclamando que tú eres el que piensa que las cosas son más series y formales de lo que son, te aceptan a regañadientes y cada vez que pueden te lo restriegan en la cara. En la práctica proceden con sabotearte, llegadas tarde, olvidos de llamadas, apagadas del celular, se hacen negar, sabotean tus días importantes (cumpleaños, ascensos, etc), todo lo postergan, todo lo aplazan. Toman iniciativas y resoluciones de cambio y nunca las llevan a cabo. Inconscientemente perciben que el amor es una pesada cadena que quita la libertad y por ello hay que levantarse en contra de él.
La desesperanza quizá es de los rasgos más insoportables de esta tipo de relación. Imagina que tú has trabajado tu juego interno, de tal manera que has crecido como persona y empiezas a sentir un verdadero poder sin límites, y das con una mujer que no hace sino quejarse, decirte que ese amor no va para ningún lado, que no se puede imaginar más allá contigo, para estas personas todo va de mal en peor, aunque todo vaya bien resaltan y magnifican los pequeños detalles negativos, y si no los hay los buscan. Siempre te harán saber que tú eres un obstáculo en su vida, recuerdo a la novia de uno de mis clientes de coaching, un día le dijo “todas las noches pido a Dios para que te vayas de mi vida.” Increíble.
Las principales víctimas de este prototipo pasivo-agresivo con justamente los buenos tipos, los salvadores y redentores, pues ellos buscan proteger y cuidar a la persona que quieren, y se ven especialmente atraídos por la fragilidad inicial de las personas pasivo agresivas, no pueden resistirse a la oportunidad de cuidar y proteger. Para este tipo de hombres buenos la debilidad del otro los seduce, pues las pasivo agresivas son un montón de cosas por terminar, sin embargo cuando más se les ayuda más asuntos sin terminar surgen.
Las otras víctimas frecuentes de este tipo de personas son las personas que quieren una relación “relajada”, así que el rasgo descuidado y perezoso de las mujeres pasivo agresivas les cae de maravilla. El problema se da cuando con el tiempo la persona pasivo agresiva empieza a demandar protección y atención.
Lo que he podido ver es que las personas que terminan relacionándose con mujeres pasivo agresivas oscilan entre dos tipos de comportamientos:
1. Masoquismo: Aceptan los comportamientos cada vez más contradictorios, irrespetuosos y perezosos, se dedican a complacerla hasta el final, buscan hacerla feliz a costa de su propia felicidad. Se acoplan a la pasividad y bajan sus estándares de rendimiento, lucen descuidados, cansados, por otra parte están dispuestos a cualquier sacrificio sin esperar nada a cambio, se vuelven complacientes para evitar que se enojen y hagan pataletas. Terminas haciéndoles favores de todo tipo, sólo les faltará pedirte que les limpies la cola luego de ir al baño.
2. Represión: La otra estrategia es combatirlos al interior de la relación, no están dispuestos a ceder ante la manipulación, lo que obtienen es que la pasivo agresiva se vuelve cada vez más agresiva y sus intentos por sabotear la relación y no dejarse controlar son inmensos.
La mejor estrategia, sin duda, es dejar pasar a este tipo de personas, nunca prestarles atención y a las primeras contradicciones irte, cerrar la puerta definitivamente y con siendo muy claro en hacerles saber que no deseas volver a saber de ellas. Es una salida ruda pero definitivamente la mejor para tu juego emocional. No caigas en la tentación de querer ser salvador, pues seguramente terminarás apaleado y escupido, sintiéndote culpable y abandonado.
Además de lo mencionado hay ciertos caracteres que te permitirán saber, casi en las primeras interacciones, cuando estás al frente de una mujer pasivo-agresiva:
* Proponen más de lo que hacen.
*Hablan y hablan y no salen con nada.
* Si empiezas a hacerles favores luego terminarás siendo su mensajero personal, terapeuta y mayordomo.
* Son incumplidas por naturaleza, llegan tarde, no contestan llamadas, se excusan por todo.
* Se demoran al hacerte favores y luego descubres que mejor te los haces tú solito.
* No les gusta que tu manejes las situaciones, pero tampoco hacen nada sin ti.
* Si no la llamas, ella te llama con interés, si la llamas, nunca te llama.
* Con los demás tendrá fama de incumplida y mediocre.
* Frecuentemente al hablar de otros es dura, destructiva o negativa. Pareciera que nadie le cae bien.
* Pone a todos y a todas por encima de ti, eres el último en la lista.
* Percibes una inmadurez, una contradicción, una ambigüedad.
En general estas mujeres inconscientemente tienen problemas con la autoridad, quizá por experiencias tempranas, seguramente tuvieron padres inconsistentes e indescifrables en su afecto, en los cuales no confiaban y nunca sabían si hacían las cosas bien o mal para ellos. Probablemente mantenían una rivalidad con sus hermanos, ocultamente los odiaban, o quizá fueron víctimas de una figura de autoridad represiva a quien ellas amaban.
Si estás en una relación así huye a donde puedas, créeme la única persona que en verdad puede ayudarlas es un buen terapeuta.
Que comience la cacería!
Hasta la próxima!
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