Recuperando la masculinidad Parte 1
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Nitezsche decía: "lo que no me mata me hace más fuerte".
Joker decía "lo que no te mata te hace más extraño".
He comprobado que ambas cosas son ciertas...
Hoy quiero hablarles sobre la masculinidad. Y por el camino también tocaremos el comportamiento de buen tipo que tantas veces nos estropea las cosas. Ser un hombre es un arte y no siempre sabemos qué es lo que verdaderamente nos hace masculinos, y nos comportamos como niños o como mujercitas. Las mujeres tienen su manera de ser, y justamente eso es lo que nos atrae de ellas, su forma femenina de comportarse, sus gestos, sus movimientos, su forma de afrontar la realidad. Una mujer que no sea femenina pierde su atractivo, y entonces empezamos a elaborar toda una serie de hipótesis sobre su comportamiento e incluso sus tendencias.
Pues déjame decirte que las mujeres hacen exactamente lo mismo con un hombre que ha olvidado su masculinidad, y que se comporta de forma infantil o de forma femenina. Así que lo que deseo es que como paso fundamental en tu proceso de convertirte en un seductor empieces a revisar tus costumbres y tu manera de actuar frente a los demás hombres y, sobre todo, frente a las mujeres. La idea no es que te conviertas en una especie de hombre obrero de construcción y rudo domador de caballos, pero tampoco que estés a un paso de parecer un diseñador de modas francés.
Las causas por las cuales no somos lo suficientemente masculinos las atribuyo al menos a tres causas:
1. Las nuevas exigencias laborales han hecho que los niños estén alejados de figuras masculinas, a las cuales sólo pueden tener unas muy pocas horas al día. En general están al cuidado de figuras femeninas, algunos con sus madres, otros con tías, abuelas o niñeras/empleadas del servicio.
2. Movimientos feministas han logrado avances notables en cuando a equidad para ambos géneros, han obtenido grandes logros merecidos para las mujeres y también han impuesto necesarios límites a prácticas abusivas y discriminatorias de los hombres. Sin embargo este cambio en la mente de algunos hombres significa “se lo más femenino posible para ubicarte en un plano de igualdad”. Y acá hay dos conceptos que es necesario revisar una cosa es igualdad (ser igual a algo, A=B) y ser equitativo (tener las mismas oportunidades y condiciones. Igualdad con las mujeres implicaría que vistiéramos igual, que fuéramos idénticos en cuando a apariencia y pensamiento, lo cual es imposible, en cambio la equidad procura que no exista discriminación y que todos tengamos las mismas posibilidades de desarrollo.
3. Relacionado con lo anterior: los hombres nos estamos acostumbrando a recibir el concepto de masculinidad que nos dictan las mujeres de labios para afuera. Para algunas mujeres el hombre ideal resulta muy cercano a un ser angelical, totalmente compresivo, disponible, sincero, dedicado y varios etcéteras, sin embargo aunque eso “dicen” que les gusta, por debajo otro prototipo es el que les mueve las entrañas y les genera atracción visceral, y son los hombres más rudos, más impredecibles, los más masculinos al hablar, al moverse, al comportarse y al pensar.
Como resultado de estas dos dinámicas se ha dado un extremo: somos más conscientes de los rasgos agresivos y machistas que pueden resultar perjudiciales pero hemos caído en perder todo sentido de masculinidad, nos hemos convertido en lo que creemos que les gusta a las mujeres. Al parecer cada generación de hombres se vuelve cada vez más pasiva, cada vez más melodramática (no me quiero imaginar cómo serán aquellos adultos del mañana que hoy son emos y cosas parecidas).
En general este divorcio del hombre de su propia masculinidad conduce a que el síndrome del buen tipo se desarrolle con una extensión semejante a la de una epidemia, yo observo una serie de comportamientos que caracterizan a este buen tipo:
1. Los buenos tipos tienden a desconectarse de otros hombres: Veo un fenómeno. Los buenos tipos tienden a aislarse de sus similares hombres, se rodean de otros buenos tipos o en su defecto de sólo mujeres, por lo cual se habitúan a comportarse en un ambiente que “premia” o valida sus comportamientos. Usualmente los escucho diciendo frases como estas:
-“No me siento cómodo con otros hombres. No tengo ni idea de lo que hablan”
-“La mayoría de hombres son idiotas”
-“Antes solía salir con mis amigos, pero desde que estoy con mi mujer no volví a hacerlo”
“Yo tiendo a ser un solitario”
Y acá va una anotación, un poco al margen. He escuchado y asesoro algunas comunidades de seducción, a nivel local y en otros países a través de los líderes que surgen espontáneamente de ella. El punto es que en el proceso muchos de los integrantes de esa comunidad van teniendo éxito y van logrando consolidar relaciones estables, ante lo cual proceden a abandonar a sus antiguos compañeros, incluso los miran como si fueran leprosos, avergonzándose de sus raíces y de aquellos que en un punto estaban igual que ellos. Bueno, en estas comunidades debería forjarse un lazo de hermandad, que lleve a que sean comunidades de apoyo para unos y para otros, donde hablen aquellos que están más avanzados y aquellos que hasta ahora inician. Pero algo que no debería pasar es que alguien sienta vergüenza por sus compañeros de comunidad una vez que empieza a tener éxito o por miedo a lo que puedan pensar sus nuevas novias.
Volviendo al punto: la mayoría de estos buenos tipos de desconectan debido a que en su infancia tuvieron experiencias negativas con figuras masculinas, con su padre por ejemplo. También es común que muchos niños que padecieron burlas por parte de sus compañeros en los colegios sufran este tipo de “desprecio” hacia las figuras masculinas, pues piensan que al igual que en la infancia cuando los sometían, los agredían o se burlaban de ellos hoy día pueden pasar por lo mismo. Lo más irónico de todo es que por su mismo miedo son víctimas de eso precisamente, cuando están en el trabajo, en la universidad siempre caen en manos del macho alfa de turno, o del pseudo macho alfa.
Y nuevamente otra nota al margen, inspirada en una pregunta al post pasado y es referida al concepto de “Pseudo macho alfa.” El prefijo “pseudo” significa “falso”, y me permite describir a aquellos personajes que aún no poseen el juego interno y sólo “simulan” comportarse como un macho alfa, imitan su postura, imitan sus frases, incluso pueden ser grandotes, hablar con voz fuerte y ademanes imponentes y crean una actuación en algunos puntos convincente, sin embargo si dan con alguien que sepa pueden quedar desenmascarados. Y te contaré un ejemplo, hace algunos años conocí a una mujer que hablaba maravillas de un tipo a quien describía como un adonis, era mi competidor natural por aquella mujer, así que en aquel momento preparé toda mi artillería para magearlo, suponiendo que era un macho alfa en toda regla. Al llegar al momento de la presentación mi olfato de psicólogo me mostro que estaba ante un embaucador, alguien que sólo simulaba ser fuerte y machito. Así que con este hice una jugada diferente…
Entendí que su posición falsa estaba inspirada por el miedo, así que se escudaba en sus músculos y en sus gestos para simular poder, el verdadero alfa no teme, realmente está relajado y confiado y si es cansón con otros hombres lo es porque es territorial y desea dejarlos a todos en su lugar, no porque les tema. En cambio el pseudo alfa basa todo su juego interno en el miedo que tiene a ser ubicado, así que es más agresivo que de costumbre y cuando es atacado directamente reacciona violentamente.
Así que use una jugada indirecta con él. Lo que hice fue aliarme con él, mostrarle aparente sumisión y admiración, me mostré dócil e inofensivo. Cuando estuve en confianza con él, y me respaldó con el grupo (era lógico pues no lo había desafiado) procedí a magearlo en escalada. Es decir, me gané el respeto del grupo porque el mismo pseudo alfa me lo había concedido y luego aproveché esa misma reputación que había validado el alfa para devolverme contra él y ponerlo en su sitio, lo que hice fue empezar de a pocos, desafiando su autoridad, tomando el liderazgo de la charla y las interacciones, y con actitudes y comentarios psicológicos en los cuales descubrí sus debilidades emocionales y le insinué mostrarlas, para evitarlo el procedió a mostrar sumisión y admisión. Y acá viene un principio psicológico importante: las personas recuerdan lo más reciente, ejemplo de ello es que puedes hacer mil cosas bien pero si haces una mal, las personas recordarán la mala, entonces las personas simplemente recordarán lo último de tus interacciones y eso respaldaba mi inicial jugada pasiva y mi final jugada agresiva. El juego es muy sutil y requiere herramientas estratégicas avanzadas de calibración (luego hablaré de estrategias con alfas).
Otra creencia común entre los buenos tipos es que son mejores que los demás hombres, son más inteligentes, refinados, más evolucionados. Y claro está el punto no está en compararte con los hombres de las cavernas, pero la idea es que tampoco te muestres lejano a la masculinidad como concepto de comportarse. La raíz de esto se encuentra en la relación con el padre (nuevamente) en la infancia, cuando ellos trataban de ser diferentes del “mal” o poco disponible padre, y se dedicaban a consolar a la figura femenina, en la adultez los buenos tipos crean una dinámica similar con los hombres en general y buscan a través de racionalizaciones convencerse de que son mejores que los demás hombres porque en general los hombres a su modo de ver:
*No se controlan
*Son agresivos
*Son violentos
*No atienden a las necesidades de las mujeres.
*No son buenos amantes
*No son buenos padres
Como ven todas esas asociaciones están hechas al “ser hombre”, por lo cual el buen tipo procede a desmarcarse e irse al extremo, su razonamiento inconsciente es: “como los hombres son malos evitaré al máximo volverme uno de ellos”, al hacer ello se están privando de los beneficios de tener una “comunidad” masculina fuerte de interacción y exigencia con otros hombres.
En el próximo post revisaré otros tres rasgos del comportamiento del buen tipo que lo alejan de la masculinidad que debe despertar, y acá te los adelanto.
2. Los buenos tipos tienen a desconectarse de su propia masculinidad.
3. Los buenos tipos tienden a tener un apego inconsciente y de carácter monógamo con su madre.
4. Los buenos tipos tienden a depender de la aprobación emocional de la mujer.
Con esto en mente estoy seguro que pronto identificarás los patrones que te impiden dar una imagen fuerte, de carácter y muy masculina.
Que comience la cacería!
Hasta la próxima!
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