tarot amor : Serie La Timidez - Parte 2: Los origenes de la timidez

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Serie La Timidez - Parte 2: Los origenes de la timidez
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Serie La Timidez - Parte 2: Los origenes de la timidez

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Me alegra mucho que la respuesta al test sobre la timidez haya sido tan enorme. Me alegra ver cómo somos capaces de mirar a nuestro interior y tomar un tiempo para evaluarnos. En los resultados estoy seguro que pudieron ver aquellos puntos débiles en los cuales es necesario trabajar, y aquellos en los que las cosas se encuentran bien. Ser tímido no es estar enfermo, es un rasgo que puede empezar a trabajarse y alterarse. Leí que algunos se sintieron muy sorprendidos porque creían que iban a tener mayores puntajes, y yo digo que eso está bien, si uno se CREE tímido pues SERÁ tímido. Y a veces la verdad es que uno se engaña, y ese engaño permite que uno se libere de hacer cosas, aunque eso a la postre represente malestar. Quizá la verdad sea que eres un poco introvertido, y que los ajustes que necesitas hacer son ponerte manos a la obra y empezar a buscar lo que quieres.
Esta vida no se trata de lo que merecemos o necesitamos, sino que se trata de aquello que nos ganamos.
Una de las preguntas fundamentales sobre la timidez es si es algo con lo cual las personas nacen o es algo que adquieren en algún momento crucial de sus vidas. Lo que la psicología ha descubierto es que existe una tendencia biológica hacia la timidez, lo cual puede explicarse porque los hijos de padres tímidos son tímidos. Quizás podrías revisar en tu familia y ver si existen personas cercanas a ti que sean tímidas, eso puede darte una pista sobre lo que has aprendido en modelos que no han sido extrovertidos.
De hecho, investigaciones de la Universidad de Harvard dirigidos por Jerome Kagan sostienen la tesis de la timidez de nacimiento, según la cual la mayoría de personas tímidas ya manifestaban esos comportamientos tímidos a la edad de 3 años. Sin embargo otros investigadores interpretaron estos resultados diciendo que un individuo a los 3 años pudo haber aprendido en su familia tales conductas retraídas, y ha podido vivir experiencias propias que le lleven a responder con timidez, sin que nada de esto tenga que ver con sus genes.
Llegar a una conclusión definitiva es como responder a la pregunta de qué fue primero el huevo o la gallina. Quizá lo que se pueda decir es que la timidez es una condición de temprana aparición, cuyos rasgos de comportamiento empiezan a verse en los primeros años de vida y se agudizan conforme las experiencias de socialización empiezan a sancionar a los tímidos y premiar a los extrovertidos, esto hace que las personas se vayan ensimismando y cultivando más comportamientos retraídos en respuesta a un ambiente que les es hostil.
Lo que sí han encontrado los científicos son diferencias significativas entre el sistema nervioso de los niños tímidos y el de los niños confiados y extrovertidos, de hecho se encontró que hay una región del cerebro llamada “complejo amigdalino” que muestra una gran actividad en los tímidos ante la presencia de desconocidos y situaciones nuevas. El núcleo amigdalino es una de las zonas de la masa encefálica que está relacionada con la capacidad para distinguir los rostros y es una de las que rige la emotividad, en especial los comportamientos relacionados con la agresividad.
Aunque podamos sentirnos presos por la biología, incluso por nuestros genes, o por nuestros aprendizajes de la infancia, hay una muy buena noticia: la capacidad de adaptación y de aprendizaje de nuevas conductas en el ser humano es inmensa, así que puedes aprender a liberarte de los rasgos tímidos, incluso puedes aprender a proyectarte como una persona espontánea cuando lo desees, o como un introvertido muy interesante para el sexo opuesto y para las demás personas.
En psicología también se ha dado una corriente que ha profundizado en cómo aprendemos a ser tímidos. Dentro de estas hipótesis se afirma que la respuesta de la timidez es una reacción fóbica ante situaciones sociales, frente a las cuales los comportamientos extrovertidos han traído consecuencias negativas, quizás burlas, ridículo o falta de atención. De acuerdo a esta posición aquellos comportamientos que nos traen placer y satisfacción los repetimos, y aquellos que provocan resultados negativos y dolorosos los suprimimos. Por ejemplo, para un tímido es mucho más sonoro el rechazo de una mujer, mientras que para otra persona pueda ser algo hasta divertido o casual, para el tímido ese efecto tienen un poder multiplicador que desbasta su estima y le valida los comportamientos recelosos y resguardados.
He descubierto que muchos de mis clientes empezaron a ser tímidos cuando en su infancia trataron de ser espontáneos, de ser auténticos y los adultos los reprimieron. De hecho, esa misma fue mi historia. Recuerdo que muy pequeño yo me sentaba a los diálogos de mis padres con sus amigos adultos, y siempre me sacaban de la sala con toda clase de gestos que me hacían ver que era imprudente estar allí, en una charla de “adultos”. El resultado fue que desarrollé miedo escénico, me aterraba hablar ante más de una persona, y me ponía rojo, y todos los síntomas descritos, además pensaba que cuando hablaba yo no tenía la razón y que las personas me criticarían mi ignorancia.
Pero por fortuna todo ello cambió en su debido momento.
De hecho con el tiempo descubrí que una de las causas de la timidez es haber tenido padres que no han animado a sus hijos a expresarse, o que incluso los han desalentado. Lo mismo sucede con padres superprotectores, los que no posibilitan que el niño sea independiente y tome sus propias decisiones. Bueno, la idea no es culpar a tus padres, ser padre no es fácil, y así como tenemos lo malo, también gracias a ello tenemos lo bueno. No todos los progenitores saben lo importante que es lo que nos dicen cuando somos niños para nuestra vida adulta.
De hecho, te contaré otra historia personal sobre mi timidez, y concretamente sobre la timidez que tenía con las mujeres. Cuando era muy niño, quizá de 10 años, me gustaba demasiado una niña, se llamaba Jazmín, y también le gustaba al niño más popular de la primaría, que se llamaba Lucas. Pues bien, ambos la cortejábamos, y ella a veces se inclinaba por la simpatía de Lucas y otras por mi humor. Sin embargo, un día Lucas y yo le contamos nuestro sentimiento a una profesora a quien yo en lo personal quería mucho. Pues bien, esta profesora tomó partido por Lucas, y un día, cuando no fui al colegio la profesora persuadió a Jazmín para que besara a Lucas. Cuando me enteré sufrí demasiado, era un niño, y pensé que la profesora había visto que yo no merecía a Jazmín y que Lucas sí, por eso lo había escogido a él. Esa experiencia infantil, me causó mucho dolor consciente, y sobre todo se instaló como una creencia errónea en mi inconsciente, y la creencia era algo así como esto: “no eres adecuado para las mujeres geniales, no las mereces.” Esa creencia la generalicé y por ello fui un torpe durante 13 años más.
Luego vino el cambio, y luego la sanación, y recuperé esa historia y todos sus efectos conscientes e inconscientes y descubrí donde se había instalado la equivocación en mí. Descubrí que yo mismo me estaba contando mal la historia, y que Lucas siempre había sido un zalamero por lo cual no tenía mayor mérito que la profesora lo hubiera escogido, de hecho, con el tiempo descubrí que no era indiferente a Jazmín en esa época. Sané mi recuerdo, y con él otras experiencias negativas que me habían hecho ser la persona tímida y apocada que fui.
El primer paso para sanar la timidez está en buscar las experiencias pasadas que te mostraron que no valías lo suficiente y empezar a sanarlas. A partir de allí sanarás creencias y sabrás que estabas muy equivocado en el poco valor que te dabas, y en el mucho valor que les dabas a las demás personas.
Hay otras fuentes de la timidez entre las cuales puedes encontrar alguna de estas:
1. El recuerdo recurrente de una mala experiencia interpersonal propia u observada en otros.
2. Imaginar que se va a actuar inadecuadamente y hallarse constantemente ansioso por ello.
3. No aprender las habilidades sociales necesarias.
4. Aprender que uno resulta “inadecuado” y traducirlo en ideas recurrentes como “soy un inútil”, “nunca seré capaz”, “soy demasiado raro”, “estoy muy loco”.
5. Quizás las personas importantes para ti, padres, profesores, amigos, amigas, y personas con autoridad para ti no mostraron interés en algo que tenías que decir o solían interrumpirte, corregir sistemáticamente tus opiniones, moralizan.
Y detrás de la timidez también se encuentran traumas y complejos, de hecho todos tenemos algo de nuestra apariencia o personalidad que quizá cambiaríamos, algunos tienen esto exacerbado, y de hecho les gustaría volver a nacer de nuevo pero bien, incluso a las personas más atractivas les pasa. En general los complejos asociados con la timidez tienen que ver con un miedo a las personas, sobre todo porque constituyen una amenaza emocional, que puede afectar el auto concepto y la autoestima, se teme especialmente a los extraños (por la incertidumbre que generan), a la autoridad (por su poder) y a los que han hecho daño antes.
Sobre los temores hay uno en especial importante, y es el temor a las mujeres, sobre todo si son bellas. Y es increíble como a veces nos limitamos para dirigirle la palabra a una mujer bella, creemos que son de otro planeta, que son alienígenas o las tratamos como si intentáramos dirigirnos a un general del ejército, con todos los rodeos, miedos y pleitesía que uno se pueda imaginar. Es bastante raro viéndolo en los demás, acercarse es toda una odisea, y es porque en el fondo se tienen un impresionante miedo a las mujeres, a perder el control, a ser herido, a ser rechazado. Las volvemos imágenes gigantes, como monstruos que tratarán de destruirnos. Este es uno de los puntos fundamentales si quieres tener éxito con las mujeres, tendrás que aprender a verlas de igual a igual, como un ser humano igual, con naturalidad. Quizá ese sea un tema del cual tenga que escribir un post entero.
De hecho a veces sucede que los tímidos encuentran una pareja, y cuando inician una relación se la pasan presos de sus propios temores personales, incluso tienen una especie de virus mental que les hace sobre estimar la posibilidad de un mal desenlace, lo cual opera a la manera de una profecía de autocumplimiento (aquellas que se cumplen simplemente porque pensaste en esa posibilidad y creíste en esa posibilidad, no porque de hecho se fueran a dar), y sabotean sus relaciones. Su nivel de inseguridad les dice algo así como “eres un farsante, no vales nada, ya verás que ella pronto se dará cuenta y te abandonará.”
De hecho, la timidez está en nuestra mente. Es un estado de creencias que hemos desarrollado, una enorme cantidad de mentiras que hemos elaborado, y las hemos creído todas.
De hecho, una de las consecuencias más de la timidez es la inmensa soledad de quienes la padecen. Hoy día por la tecnología y el constante agite de la vida moderna las personas están cada vez más aisladas y desconectadas, incluso no es sólo un problema de los tímidos, aunque sin duda son los que más la sufren, también personas espontáneas y extrovertidas tienen que lidiar con una soledad que corroe sus espacios personales, las personas sólo comparten ciertos momentos, pero de vuelta a casa están cada vez más solitarios e incomprendidos. Para el tímido la soledad es más frecuente, incluso en sitios con muchas personas el tímido se siente aislado, y la razón es que no puede conducirse amistosamente, o como una persona cálida, generosa, animada y cordial. Los tímidos a duras penas cruzan palabra con sus compañeros de oficina o universidad. No sonríen y temen hablar con desconocidos, lo cual es el inconveniente principal a la hora de seducir, pues no se atreven a romper el hielo con una desconocida.
Otro rasgo importante de las personas tímidas es que se arman historias, videos e ideas locas con pocas evidencias. Hay personas extrapunitivas, que eluden la responsabilidad y le echan la culpa al mundo, y también hay personalidades intrapunitivas, que son las que siempre se atribuyen el fracaso y la consiguiente culpa. Moralmente es mejor lo segundo, pero psicológicamente es más destructivo ser intrapunitivo, y esa es la estrategia del tímido, volver sobre sí y sentirse eternamente inadecuado e incorrecto. Y a esto se asocia un temor al ridículo, sobre todo al ridículo permanente que supone ser diferente, quizá no ser tan atractivo, tener ideas equivocadas. Los tímidos se ocultan por un desfasado temor a quedar en ridículo y ser objeto de comentarios y burlas. Y junto al ridículo se encuentra la culpa, pues el tímido se asocia la responsabilidad sobre sucesos accidentales. Lo peor es que justamente al ser tímidos no pasan desapercibidos, en todos los grupos los tímidos son señalados, en algunos con rareza y en otros con interés. Al final de esta serie te mostraré que hay contextos donde puedes aprovechar tu timidez y sacar ganancia de ella, incluso con las mujeres.
Lo más irónico de la timidez es que al tímido no le faltan palabras, sin embargo todas están convertidas en pensamientos que dirigen hacía sí mismos. Qué maravilla sería si todas esas palabras fueran hacia los demás. Y acá hay una distinción importante: hay tímidos introvertidos o hacia adentro, y tímidos extravertidos o tímidos hacia afuera. Los introvertidos traducen cada cosa que hacen en términos de sentimientos subjetivos y de miedo a ser vistos como inhábiles y débiles. Los tímidos extravertidos se estresan por su conducta y por su fracaso a la hora de actuar socialmente, y tienen mucho menos dificultades que los intravertidos: si son lo suficientemente inteligentes pueden funcionar perfectamente en las relaciones sociales porque intuyen qué es lo que deben hacer para caer bien a las personas, para ser aceptados. Sin embargo el precio de su éxito es que se vuelven robots sociales, no hacen las cosas por un sentimiento de hacerlas, sino porque han aprendido que eso funciona. Quizá tu primer paso sea ese, y no está del todo mal. Lo importante es que te funcione. El tímido extravertido no parece tímido, aunque en realidad sí lo es, sin embargo el gasto energético es muy grande, ese es su precio a pagar.
Si descifras el código de lo que te limita, podrás dar el siguiente paso. Espero que ya tengas más pistas. En el siguiente post hablaré de esquemas de pensamiento y emociones recurrentes en los tímidos, así como ciertos rasgos patológicos de la timidez cuando se vuelve algo crónico y limitante.
Que comience la cacería!
Hasta la próxima!
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P.D. El segundo conversatorio se acerca, el próximo miércoles 8 de octubre, para más detalles en este link.

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