Recuperando la masculinidad Parte 2
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El post de hoy es uno bien profundo.
Dirigido a los buenos tipos.
Sí, nuevamente. Es necesario…
Algunos me preguntan, por qué me demoro en escribir. Mi respuesta es sencilla: demoro porque lo que escribo tiene que tener calidad, ser sustentable y aplicable. Y eso no es como hacer pan, donde un pan es igual a millones de panes de otras panaderías. Este producto es exclusivo, es sofisticado. ¿Qué pasaría si los Ferrari, o los relojes Bulgari, se produjeran en masa? Perderían su valor. Y no quiero perder valor sólo por publicar a diario. Espero lo entiendan. Por eso mi demora en los audios, aún no llegan al punto en que deseo.
Hoy quiero continuar con mi serie para recuperar la masculinidad. La semana pasada había empezado a hablar sobre la desconexión que tienen los buenos tipos con su propia masculinidad, y cómo se aíslan de modelos masculinos que les pueden fortalecer el carácter y les pueden inspirar actitudes masculinas. Hoy voy a continuar con la descripción de cuáles son las causas de esa falta de masculinidad que muchos tienen:
1. Los buenos tipos tienen a ser monógamos con sus madres: Los buenos tipos generalmente tienen una relación bien particular con sus madres. Inconscientemente desean mantenerse fieles a sus madres, siéndoles monógamos, es decir sin tener relaciones serias y sólidas con las demás mujeres. Mantienen un lazo inconsciente que aunque es natural en los hombres con sus madres se manifiesta de forma extraña en algunos buenos tipos.
El complejo de Edipo, de acuerdo al Psicoanálisis, muestra cómo cuando los hombres son niños se enamoran de su madre y desean que sólo sean para ellos desarrollando una rivalidad y una competencia con su padre. Este proceso tiene un curso normal y termina, aunque deja ciertos vestigios en el inconsciente que consisten en formas de relacionarse con la madre y con el padre, rasgos que se admiran o se detestan en uno u en otro. De un proceso normal depende una adecuada imagen de las mujeres (inspirada en la madre), una adecuada imagen de los hombres (inspirada en el padre) y eso permite establecer saludables relaciones de pareja. A las mujeres les pasa algo parecido, llamado complejo de Electra, pero eso será otro tema.
Cada padre juega un rol importantísimo en facilitar que sus hijos tengan una buena imagen y se relacione bien con ellos. En primer lugar la madre debe saber cómo satisfacer las necesidades de sus hijos de manera suficiente sin crear dependencia. Las madres también deben saber cómo satisfacer sus propias necesidades sin ponerlas en su hijo. Y acá recuerdo a un cliente que me contaba cómo su padre agredía a su madre y cómo las primeras imágenes de la infancia vienen de aquellos momentos en que su madre se quejaba y lloraba con él y le pedía consuelo, se quejaba de los maltratos y descargaba su ira. Este hombre creció con un creciente miedo a su propia masculinidad, psicológicamente quedó castrado en el sentido en que aunque no era homosexual era muy amanerado, porque se identificó con su madre y no desarrolló una imagen positiva de los hombres que él pudiera interiorizar. Lo que el coaching hizo fue analizar patrones de comunicación masculina, revisar su deseo salvador hacia las mujeres y darle otro significado a esos episodios tempranos con su madre.
Por su parte el padre debe desarrollar un lazo positivo con sus hijos, mostrarles desde muy temprano los atributos masculinos de provisión, de liderazgo, de confianza y de orgullo por ser hombre, así mismo debe mostrarle maneras saludables de relacionarse con las mujeres. Esta relación saludable con el padre le permite identificar su sexualidad y expresarla de manera saludable y poder proyectar ese poder de la masculinidad en las mujeres.
Muchos de los buenos tipos no reportan haber tenido una relación cercana con su padre en la infancia, no se identificaron con él, razón por la cual generaron una relación poco saludable con sus madres, una relación de dependencia, quizá tuvieron que complacer a una madre rabiosa, crítica o controladora. La mayoría de los lazos consiste en que estos buenos tipos tuvieron que hacerse cargo en su infancia de una madre necesitada, dependiente o reprimida. Sin un padre proveedor de una imagen positiva estos niños (futuros buenos tipos) quedan sin soporte para una imagen de masculinidad. Estas situaciones, estar con una madre rabiosa o controladora, o convirtiéndose en un pequeño esposito de la madre crea una dinámica en la cual el hombre nunca se separa de su madre, no es capaz de individualizarse, y así esté a kilómetros de ella busca en otras mujeres esta imagen materna en la cual él la cuida, la soporta o la salva.
La reflexión acá es la siguiente: si tú encuentras que eres un buen tipo de ese estilo, que cuida, soporta a las mujeres así sean totalmente insoportables, que las salva, que busca redimirlas, que es totalmente complaciente con ellas, debes revisar la relación inicial con tu madre y con tu padre. Es tan simple (y a la vez tan complejo) como eso.
2. Los buenos tipos tienden a buscar la aprobación femenina: Debido al condicionamiento familiar que acabo de describir los buenos tipos tienden a buscar la aprobación femenina. El proceso es complicado en el sentido en que a pesar de que los buenos tipos pueden caer en la cuenta de que están haciendo las cosas mal, que están siendo muy dóciles, así lean libros y videos siguen haciendo lo mismo, una y otra vez, cayendo en la misma conducta complaciente. He visto que estas personas al principio pueden “simular”, cuando conocen a una mujer, pero luego caen en su conducta complaciente.
La razón de esto es que inconscientemente el patrón de complacencia está insertado de forma muy profunda. Y aunque conscientemente saben las cosas algo adentro, inconsciente, los sabotea y les recuerda un aprendizaje de muchos años.
El hecho de evitar relacionarse con hombres y buscar la aprobación de las mujeres hace que los buenos tipos no obtengan lo que realmente quieren tanto de la vida como de las mujeres. Para revertir estos efectos es más que obvio que los buenos tipos deben recordar las dolencias, frustraciones y oportunidades que dieron para que algunas mujeres se aprovecharan de ellos, los rechazaran y los manipularan. La idea es que encuentres ese NUNCA MÁS para iniciar tu proceso de cambio.
Lo que necesitas es recuperar tu masculinidad, así de simple. Reclarmarla de vuelta, abrazar tus rasgos de masculinidad y sentirte orgulloso por ser lo que eres: un hombre. Y acá no te voy a hablar de las mujeres, porque simplemente no es el punto, estamos hablando de hombres. Y ser justamente un hombre tiene muchas cosas valiosas, muchos elementos para potenciar, para aprovechar (así como hacen las mujeres con su femineidad). Reclamar la masculinidad implica lo siguiente:
* Conectarse con otros hombres: Construir relaciones con otros hombres, de amistad, compañerismo, colaboración, requiere un esfuerzo consciente. Este proceso comienza con un compromiso para desarrollar amistad con otros hombres, para hacer esto los buenos tipos deben destinar tiempo, tomar riesgos y tener la mente abierta para aprender. Toma tiempo hablar con otros hombres, llamar a los amigos o ir a jugar billar, a veces tienen que tomar este tiempo de lo que dedicas a tu familia, a tu trabajo e irte de juerga de vez en cuando a mirar cómo se comportan los hombres y de qué hablan. Rodéate de los exitosos y mira como hablan de sus relaciones, de proveer en el hogar, del trabajo duro, y de ese tipo de temas.
También implica hacer cosas de hombres, puede significar unirse a un equipo deportivo, ir a jugar futbol, billar, cartas, hacer trabajo voluntario, ir a pescar, o simplemente ir a tomar cervezas y hablar de mujeres.
¿Cómo puedes empezar? Simplemente en tu comunidad de seducción particular no sólo vayan a las discotecas o giren en torno a estrategias, vayan a jugar futbol, vayan a jugar billar y simplemente disfruten de hacer eso. Esa es quizá la mejor escuela de la masculinidad, eso ayudará a que químicamente tu cerebro produzca testosterona y que tus rasgos psicológicos masculinos sean más intensos, sin duda tendrás mucha más energía y serás más atractivo para las mujeres. Te volverás menos dependiente, necesitado, manipulador y resentido en tus relaciones con las mujeres.
Trabajar en estos rasgos con tus compañeros hombres hace que puedas recuperar tu autonomía y que dejes de definirte a través de los ojos femeninos. Desarrollar compañerismo con amigos deshace en lazo monógamo del buen tipo con su madre. Los niños son empujados a relaciones poco saludables con sus madres sólo cuando sus padres se los permiten. La solución es revertir el proceso a través de un compañerismo y un aprendizaje de la masculinidad a través de ver otros modelos de hombre.
Desarrollar compañerismo con amigos deshace en lazo monógamo del buen tipo con su madre. Los niños son empujados a relaciones poco saludables con sus madres sólo cuando sus padres se los permiten. La solución es revertir el proceso a través de un compañerismo y un aprendizaje de la masculinidad a través de ver otros modelos de hombre.
En pocas palabras: recupera la idea animal de la “manada”, sirve para proteger, para respaldar y para aprender. Crea manadas.
* Fortalecerse: La masculinidad denota fortaleza y poder. Los buenos tipos tienden a huir de estos rasgos y a temerles. Como resultado se vuelven física y emocionalmente débiles y suaves. Incluso algunos se sienten orgullosos de su “suavidad”. Incluso conozco algunos hombres que practican artes marciales pero que aún temen su propia fortaleza.
Abrazar la propia masculinidad implica aceptar el cuerpo, el poder y el espacio que te rodea. Para ello necesitas acostumbrar a tu cuerpo al esfuerzo, a las exigencias, debes empezar a ejercitarlo, no te pido que te conviertas en corpulento, pero sí que hagas el ejercicio y te conectes con tu cuerpo. Debes acostumbrar a tu físico a responder a las exigencias de ser hombre. Esto implica alimentación más saludable, eliminar drogas y alcohol (que quitan toda tu energía). He descubierto que la EMOCIÓN VIENE DEL MOVIMIENTO
* Encontrar modelos masculinos saludables: Yo animo a los buenos tipos a visualizar lo que ellos piensan sobre cómo sería un hombre saludable, qué pensaría, qué diría, cuáles serían los rasgos que desarrollaría. Con eso en mente pueden lograr metas parciales de acercarse a esa imagen que han visualizado. Esos modelos de masculinidad pueden estar muy cerca, en su empresa, en su universidad, en las películas, en la televisión. Yo siempre recomiendo las películas de Marlon Brando, las que sean: Un tranvía llamado deseo, On the Waterfront, El último tango en París, o la última de Mickey Rourke El Luchador. Son ejemplos claros de estilos de ser hombre, de expresarse, de moverse, de hablar.
* Reexaminar la relación con el padre: En muchos tipos buenos sus padres no fueron cercanos, fueron demasiado pasivos, pusilánimes (otros tipos buenos), ausentes o se definieron de alguna manera negativa. Recuperar la masculinidad requiere que los buenos tipos examinen sus relaciones con sus padres y los vean a través de una mirada adulta, no la mirada con que los veían cuando eran niños. La recuperación para dejar de ser buen tipo consiste en comenzar a aceptar a esas figuras paternas y reconocerlas por lo que fueron y son, quizá seres humanos muy heridos. La idea es que estos buenos tipos vivan sus vidas sabiendo que ya no deben hacer las cosas en reacción a esos modelos paternos, si lo hacen así es como si su padre aún estuviera en control, el cambio transformador es saber que pueden ser lo opuesto a su padre sin que ello implique ser su opuesto, lo que lleva a perder masculinidad. Quizá el siguiente paso sea aceptar que tienen más rasgos en común con sus padres de lo que previamente habían creído.
Que comience la cacería!
Hasta la próxima!
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