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Revisando tus expectativas con las mujeres



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Revisando tus expectativas con las mujeres

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Cuando piensas en la clase de mujer que deseas encontrar o en la clase de relación que te gustaría cultivar ¿qué te imaginas?
Algunos ante esta pregunta me responden “quiero encontrar a alguien que me guste y que sea agradable”. A lo cual yo respondo “es decir que tu principal expectativa es encontrar a alguien que tenga cosas en común contigo y alguien a quien encuentres medianamente atractiva.” Me responden que mis palabras reflejan exactamente lo que ellos me han respondido.
La pregunta inicial es la reflexión que enmarca este post, deseo que te preguntes por tus expectativas con las mujeres, porque de acuerdo a tus expectativas encontrarás aquello que esperas y rechazarás aquello que no se ajusta a tu expectativa. Esa misma expectativa también es responsable de nivel de satisfacción o decepción que puedes enfrentar cuando lo que esperas se realiza.
Me he encontrado con tres clases de expectativas:
1. Creen que las mujeres son de desconfiar, así que esperan que les llegue lo menos peor, aprovechan lo que encuentran pero nunca se entregan totalmente puesto que desconfían naturalmente.
2. Están muy ilusionados, y esperan al amor de sus vidas, en medio de poemas de Benedetti, sueñan con esa mujer ideal y todos los días se preguntan “¿será que hoy me cruzaré en el camino con ella?”
3. Los moderadamente optimistas, esperan lo mejor con paciencia y con discernimiento, no están dispuestos a resignarse con lo primero que les aparece y les sigue la cuerda. Son selectivos.
Siempre he sido de los que piensa que aunque se debe esperar lo mejor tampoco se debe ser tan exigente al punto de no aceptar a nadie. Hay por ahí un montón de perfeccionistas que con cualquier pequeño detalle que les disguste ya se van decepcionando y descartando personas (lo más irónico del asunto es que uno con los años se encuentra a estas personas solas y lamentando haber dejado ir a esas personas). Por su parte, existen por ahí algunos que tienen una imagen deteriorada de la mujer (por eventos de su pasado, asuntos con su familia o con su propia madre) y terminan por jugar con las mujeres, pensando que igual no había mucho que esperar y que es mejor atacar antes de ser atacado. Otros en cambio, no se consideran dignos de una buena mujer, así que se van con lo primero que se les aparece terminando en relaciones conformistas y deprimentes.
En este blog se ha escrito sobre temas de conversación, estrategias para conocer a mujeres, y un montón de temas. Y aún me encuentro con lectores de muchos lugares que aunque han leído, salen, “sarguean”, salen con mujeres pero aún están solos. Sí, es cierto que conquistan a más mujeres, sí, también es cierto que ya no les tienen miedo, pero por alguna razón no han podido consolidar relaciones duraderas, constructivas, incluso aunque sus habilidades con las mujeres son sobresalientes en su vida personal pareciera que no encuentran el camino.
Al hablar con ellos encuentro que el tema está en las expectativas, es decir, en que su imaginación les da una imagen que no es adecuada, o es incongruente o simplemente no tienen una imagen y entonces les da lo mismo una cosa que otra.
Imagina que te gustan los carros, puedes desear un carro convertible BMW, pero quizá no tienes el dinero ni la forma de conseguirlo, o puedes desear un carro viejo y feo que no exige mucho y cuando llega resulta que te da más problemas que soluciones, mecánicamente no funciona, te falla y encuentras problemas para los repuestos. O te puede ser indiferente el carro y cuando puedes te compras lo primero que te encuentras, y luego al usarlo, caes en la cuenta de que si lo hubieras pensado mejor habrías podido aprovechar para comprar algo mejor. O también puedes decir, me da lo mismo ¿y entonces si el carro es una buseta, un tractor, una retroexcavadora? Probablemente no sea el carro para tus necesidades. O puedes pensar en un carro que se ajusta a tu presupuesto, que te gusta y que te presta una cantidad enorme de beneficios, era el carro que buscabas y que se adecua a lo que eres. Lo que sucede con esta metáfora quizá pueda reflejar lo que pasa con tu vida emocional.
Uno de los propósitos de estudiar la seducción es justamente que tengas las herramientas para conocer y establecer una relación con alguien que te guste demasiado, y que tengas el criterio para escoger la mejor persona posible ajustada a lo que tú eres, que se complementen, apoyen, admiren, etc, etc. En días pasados confrontaba a uno de mis clientes y le decía “hey, ¿por qué estás acá contándome todo eso, por qué tanto tiempo y dinero invertido en material de la seducción, por qué pagarme a mí para que te enseñe cosas acerca de cómo vencer el miedo a las mujeres y cómo acercarte a ellas? ¿No será una perdedera de tiempo y dinero?”
Este cliente me respondía algo que me impactó, me dijo lo siguiente: “estoy haciendo todo eso y estoy acá para aprender a quererme más.” Su respuesta me pareció genial, y pensé “sí, es que esto es por uno mismo, no por los demás, para entender quiénes somos verdaderamente y quiénes son los demás, nuestro lugar y propósito en el mundo, y en esta época.”
Es un hecho que también hacemos eso para, como dije antes, tener las herramientas para conocer y tener una relación con alguien que nos cautive a niveles profundos. Mi creencia es que invertimos tiempo y dinero y otros recursos para conocernos a nosotros mismos y poder apreciar cuando llegue esa persona que nos impresione de tal manera que tengamos “madera” para ir por ella y cautivarla también. No basta con saber qué es lo cautivador si antes no nos hemos hecho nosotros mismos cautivadores. No tendría ninguna gracia que esto fuera solamente para antojarnos y no para degustar.
Tengo que reconocer que cuando era más joven mi visión de las relaciones y de las mujeres era mucho más superficial. Con los años, la experiencia y este camino he encontrado que las cosas son mucho más sorprendentes y que esa desesperanza iniciar de pensar que “no había que esperar mucho” ha cambiado, conforme mi conocimiento de la naturaleza humana es mayor y me he encontrado con sorpresas y he recibido muchas cosas que no esperaba.
Cuando empecé este camino como todos empecé con los norteamericanos, en esa época no tenían libros, solo información en foros y correos. Era un idealista de esos románticos perdidos y una de las primeras cosas que “asesiné” en mí fue ese idealismo, romanticismo, ínfulas de poeta incomprendido medio resentido por la soledad. Y abracé la máxima de Mystery de que el propósito de la existencia es la “sobrevivencia y la replicación”, y me volví un pragmático, mientras avanzaba descubría que las cosas me iban muy bien pero que mi nivel de profundidad disminuía, que me estaba volviendo más superfluo, más vacío, como una carreta que va por un camino, que va vacía y suena, hace mucho ruido pero al final no dice nada.
Descubrí que en el camino me estaba perdiendo y estaba atrayendo justamente lo más limitado y vacío a mi vida. Con los años recuperé mi “espíritu”, la profundidad y descubrí que era mi principal herramienta de mi atractivo, eso junto con la “forma” que había aprendido me hizo aún más completo. Descubro hoy día eso mismo en los aprendices, es como si dijeran “voy a pagar el precio que sea necesario, incluso me haré más banal, más superficial si es necesario con tal.”
Deciden convertirse en la versión masculina de Paris Hilton o en la mezcla de Jamiroquai y Tommy Lee (es decir, Mystery).
Pues bien, eso es lo que yo llamo “negociar contra uno mismo”. Lo viví y sé que no es el camino, además por una razón de peso: si eres profundo jamás vas a dejar de serlo por más de que te disfraces de superficial, siempre tendrás esa voz que te dice “eso no es lo que eres, ¿por qué actúas?”
No está mal ser profundo, ni enamorarse, ni nada de esas cosas. Es más si logras estudiar estos temas sin dejar de ser lo que eres, ni de pensar en lo que piensas lograrás ser aún más atrayente, poderoso y cautivador.
Mi punto es, no solo debes aspirar a una mujer maravillosa, debes aspirar a sentir verdadera atracción, pasión y realización. Créeme, he visto a muchos que salen con mujeres objetiva y socialmente hermosas, bellas, atractivas, buenas, y les pregunto con mi agudeza de psicólogo lo siguiente “acá entre tú y yo, aparte del qué dirán, y de lo correcto, ¿estás feliz con esta mujer?”, me sorprendo cuando muchos me dicen que no, que se sienten bien porque son envidiados, pero que en lo profundo de su ser se encuentran profundamente insatisfechos, incluso frustrados, me confiesan que son más las cosas de las que presumen con esa mujer que las cosas que son reales.
Y yo me pregunto ¿por qué siguen con esas relaciones?
¿Por qué las ganas de vivir del qué dirán, de la apariencia, de la aprobación social y no mandar al demonio todo eso y simplemente darte la oportunidad de sentirte pleno y realizado?
Todo está en las expectativas, lo que esperas y deseas, quiénes son las personas más importantes en tu vida, ¿acaso los demás o tú mismo?
¿Cuál es la medida de tu valor? ¿Poco valor y te resignas con lo que encuentras y dices “al menos tengo algo”? ¿Mucho valor y te crees la última Coca Cola del desierto al que las mujeres deben pleitesía y sumisión? ¿O el valor justo donde esperas dar y también recibir?
Si yo pudiera definir el juego interno con pocas palabras sería “es la valoración de lo que eres, tienes y deseas.” Lo que eres no necesita de validación, no necesito verte y decirte tu nombre y lo que haces para que lo creas, lo eres independientemente de lo que yo, alguien o quien sea piense.
¿Y entonces por qué buscas demostrar, alardear, pavonearte para demostrar valor? A algunos se les nota demasiado el hambre de reconocimiento femenino, fantasean con mujeres que les dicen “Oh, eres atractivo”, “Oh, eres lo mejor”, “Oh, eres lo máximo”, y hacen todo para obtener esas aprobaciones femeninas. De hecho, mi gran hipótesis sobre los métodos anglosajones es que son “gritos de necesidad” a las mujeres, donde esperamos que nos vean.
¿Por qué no esperar que ellas sean las que vayan a ti y no tú a ellas? Es decir, no quiero que seas un arrogante, pero tampoco un limosnero, que se cree en super macho alfa porque se la pasa buscando mujeres todo el tiempo en fiestas, en lugar de finalmente “ser” un seductor y admirarte de cómo aunque no lo busques las propuestas te llegan, las miradas, las insinuaciones, las conversaciones.
Claro está, en el mundo social tendrás que tomar la iniciativa muchísimas veces, la idea es que cuando la tomes no seas malinterpretado y siempre muestres tu valor, tu estima y tu poder, y que las personas reconozcan eso sin que tengas que alardear o esforzarte demasiado, como los nuevos ricos, que siempre presumen con gustos ostentosos y ridículos.
La pregunta que deseo que trabajes es ¿Cuál es la mujer que deseas tener? ¿Por qué justamente ese tipo de mujer? ¿Cómo deseas ser? ¿Si viajaras en el tiempo a un lugar en cinco años cómo te gustaría verte y con quien?
Si respondes a eso, estoy seguro que podrás ver con un mayor ajuste tus expectativas con las relaciones, con las mujeres, con la vida y contigo mismo. Estoy convencido que detrás de esta gran apariencia de la seducción se esconden principios muy básicos, muy elementales, el hombre primitivo no se ponía a escribir modelos para seducir, ni nada por el estilo. Pero la vida social hoy se ha hecho más compleja, más aparente, más cohibida, con más reglas que hay que jugar. Por eso las cosas se les hacen tan difíciles a algunos. Pero si logras ver la esencia detrás de todo ello podrás acceder al centro emocional de las personas, sobre todo de las mujeres, podrás verlas con ojos diferentes a las miradas de los demás, y creo que eso es lo que una mujer de valor busca: una mirada masculina que incluso a ella la sorprenda, alguien que vea en ella algo más de lo que a simple vista aparece, algo en lo cual ella crea, un proyecto en el cual quiera involucrarse.
El camino del seductor es el de comprender la naturaleza humana y poder mostrarla desnuda, los demás se identificarán con ella y se cautivarán porque al verte ellos mismos se reconocerán, te tendrán por su confidente, tendrás derecho a su intimidad, estarás en su presente y en su futuro.
Que comience la cacería!
Hasta la próxima!

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